19 Mar Entender la teología como contemplación
El día 4 de octubre tuvo lugar la inauguración oficial del curso en el Instituto Diocesano de Teología, en un acto académico compartido con el Seminario Diocesano.
Después de la celebración eucarística, tuvo lugar la conferencia inaugural, que fue precedida por los saludos del director del Instituto Dioceano de Teología y del rector del Seminario Diocesano. En sus palabras, D. Juan Serna, director del Instituto de Teología, pidió a los casi 300 alumnos que se esforzaran por comprender la teología como contemplación. Después de hacer referencia a las palabras del salmo 110 que el Instituto ha tomado este año como lema («Grandes son las obras del Señor, dignas de estudio para los que las aman»), D. Juan añadió:
«Por eso, la teología es —con palabras de santo Tomás de Aquino— una ciencia más contemplativa que práctica, que se ocupa más de conocer y amar al Señor que de dar una respuesta inmediata a las cuestiones humanas. Pero esto es aún más importante, porque nuestra visión de Dios determina nuestra comprensión de los asuntos humanos; en la raíz de nuestras actuales confusiones, especialmente las eclesiales, hay una deficiencia teológica. Para conocer a una persona, hay que preguntar cómo es su imagen de Dios».
Esto implica, a su parecer, superar una visión de la teología basada en la utilidad inmediata, y proponer un camino de acercamiento a Cristo por medio de la reflexión: «Por tanto, entender la teología como contemplación, aunque no tenga un valor inmediato, en ningún modo puede ser considerado un ejercicio inútil. Nos ayuda a proponer el aspecto más esencial de la humanidad: la relación con Dios en Cristo. Al comenzar el curso os pido esta comprensión de la teología a los alumnos del Instituto de Teología».
Finalmente, el director terminó deseando un buen curso a todos: «Como alguno de vosotros me ha dicho durante los días de la matrícula, «siempre emociona volver a lugar en el que se habla de Dios». Quiera Dios que la palabra que aquí escucharemos y estudiaremos se haga carne en nuestras vidas y en nuestros compromisos eclesiales».
No Comments